Se acerca el momento...

Por casualidades de la vida, y gracias a Sonia, me he encontrado con este artículo de Pilar Varela sobre el "adiós". Todos nos encontramos cerca de uno, sin duda, pero yo ya le estoy viendo hasta las caries.... Sólo espero que me guardéis un sitio en vuestro corazón: el mío lo tenéis totalmente ocupado. Os voy a echar mucho de menos... Sois de lo mejor que se me ha cruzado en la vida.


(Se que no estais todos... pero Luchy y Torres están en espíritu ;) )


SABER DECIR ADIÓS
El adiós siempre está presente en nuestras vidas. es una idearomántica, nostálgica, cruel, melancólica, vengativa... pero, sobre todo, eshumana, porque vivir es encuentro y despedida.
Pequeños adioses se pronuncian a menudo cada día, pero un gran adiós se dice pocas veces en la vida. Un adiós definitivo, de los que rompen una historia o despiden para siempre, es infrecuente. Adiós es una palabra antigua, que viene de la expresión medieval “a Dios seas” o “con Dios vayas” y que se dice igual en muchos idiomas. El adiós es una idea romántica, favorita del cine y la literatura y muy versátil, tan nostálgica como cruel o tan melancólica como vengativa. Pero por encima de todo es profundamente humana, porque vivir es un constante encuentro, pero también es una irremediable despedida. Tarde o temprano hay que decir adiós a trozos de la existencia; a la infancia, al trabajo, quizá a una ciudad, a unos amigos, a una casa. Estas fracturas tienen recambio porque si algo se pierde, un nuevo elemento llega; otra ciudad, otra gente, otra actividad; por eso, seguramente, sean más conmovedoras que dolorosas. Hay, sin embargo, un adiós sin sustitución, huérfano, que no deja sino vacío. Momentos tremendos que suman despedida y valoración al propio tiempo, porque a veces sucede que sólo cuando algo se pierde para siempre es cuando se empieza a querer. ¡Cuánto daño hacen estos adioses! Mas daño aún si además son inesperados o sorpresivos y todavía más si no son recíprocos, porque dos no discuten si uno no quiere; pero en el adiós eso no vale, algo se rompe simplemente porque uno quiere, aunque el otro no lo desee. Con o sin recambio hay que saber decir adiós, y hay quien no acepta esta evidencia, quien desea conservar todo lo que tuvo, quien querría llevar en una mochila vital todo lo que se cruzó en su camino. Ciertas personas guardan objetos mas allá de su valor e incluso de su accesibilidad, cuando el espacio, la mente y la vida son limitados y existe, implacablemente, una censura por saturación. Romper, olvidar, desprenderse, no es siempre malo. Decir adiós es lo más deseable cuando se despide lo que daña, el adiós es feliz si se brinda al analfabetismo, a las enfermedades, a un matrimonio devastador. Ojalá la ciencia despida pronto otras amenazas y los políticos digan, como escribió Hemingway, “adiós a las armas”. Mientras tanto, los muchos que han sentido la herida que deja un beso o una carta de despedida han de imaginar que las cicatrices de un adiós también enseñan a vivir.
Artículo de Pilar Varela Junio 2005 [Psychologies nº 14].

2 comments:

Ana said...

Anda tonta, que si no llego a tener el examen de constitucional, habriamos acabado las dos llorando (miento, llorando yo, tu no tanto, que para eso eres la chunga del grupo!!).
Te echare mucho de menos, nena. De verdad... Menos mal que seguirán nuestras conversaciones de messenger, y que vendras a verme... ejem ejem.
I'll miss you too.

gErT said...

"dicen los toreros, buena suerte compañeros, y no es tan fácil como decir solamente adios. hasta luego..."